Darío Leiva, nacido en Bs. As. reside en la ciudad de Córdoba desde niño y sus primeros contactos con la poesía fueron en su infancia a través del recitado gauchesco y posteriormente fue empapándose del género poético con su profesora de arte escénico. En vísperas de su adolescencia comienza a alejarse de esta actividad, pero no fue para siempre. Mucho tiempo después en búsqueda de una fuente laboral ingresa en la Policía de la provincia de Córdoba. El año 1998 guitarra en mano ensaya melodías de música folklórica y comienza a adjuntarle sus poemas. Así se anima a participar de algunos certámenes de canción inédita y concursos literarios. Para su sorpresa sus expectativas se ven superadas ya que obtiene una cantidad de distinciones inesperadas:

AUTOR Y COMPOSITOR
1998- Finalista Canción inédita Certamen Folklórico Pre - Córdoba
1999- 1º Premio Canción inédita Certamen Folklórico de la Música y el Canto (Córdoba)

1999- 1º Premio Canción inédita Certamen Folklo-Joven (Córdoba)
2000- 1º Premio Canción inédita Certamen Pre-Peña Villa María y Pre-Cosquín (Villa del Rosario)
POESÍA
1999- 1º Premio Concurso literario Poetas Policiales (Córdoba)
2000- 1º Mención Primer Certemen de Poesía y Cuento (Bell Ville)
2000- Mención Especial XV Concurso Literario FATSA (Bs. As.)

2000- Mención Concurso Poemas y Relatos Breves (Córdoba)

2001- Premiado III Concurso Literario de Poesía y Cuento Almafuerte (Córdoba)

2001- 2º Mención de Honor Concurso Literario Juan Filloy (Córdoba)

2001- 4º Premio XVI Concurso Literario FATSA (Bs. As.)

2001- 2º Premio II Concurso Literario Juan Filloy (Córdoba)

2002- Mención Honorífica XIV Concurso Nacional de Cuento y Poesía Génesis 2002 (Unquillo)

Estos logros le dan confianza en sus obras, vuelve después de veintidos años a un mágico lugar llamado Aguilares, ciudad ubicada al sur de la provincia de Tucumán donde un período de su adolescencia le marcó a fuego con sus compañeros de colegio y amigos de allí, ellos le impulsan a editar sus poemas. Así nace TAN SÓLO SENTIMIENTO (2002) editado de manera independiente, con prólogo de Miguel ¨Charqui¨ Alvarado y con ilustraciones de tapa e interior del artista plástico Tucumano Julio Villafañe. La obra está dividida en cuatro capítulos: el I Patria y Ancestros, el II Reminiscencias (lugares y personajes), el III Amor - Tristeza - Pasión y el IV Poemas finales.

Poemas de TAN SÓLO SENTIMIENTO

PAÍS Y CANTO (del Capítulo I)
Así como existe el cielo, también existe la tierra
y hay sentimiento en el hombre que la cuida y la venera.
Así como sale el sol, brotando al amanecer
rociadito con estrellas
así debemos querer al País y su bandera.
Cuidemos a nuestra Patria, conservemos su semilla
reguemos con tradición cada día de la vida
evoquemos con las coplas a los duendes folkloristas
y que cubran con su canto la tristeza y la alegría
que nos llenen de murmullos en cada rincón del pecho
para sentirnos tan criollos como el mismo Martín Fierro
que la sangre en nuestras venas se sepa dueña del suelo
y en lo profundo del alma, perdure entrañablemente,
ese bello sentimiento.
Jamás olvides hermano, el palpitar de la tierra
recuerda con tu nostalgia la fragancia de sus hierbas
la noche con su lunita, las mañanas y sus siestas
cada una con su magia, sus secretos y vivencias.
Debe ser triste sentirse lejos del rancho y del pago
añorar lo más querido, soñar con lo más amado
habrá pesar y dolor, sufrimiento y desamparo
anhelos y desalientos, tristezas y desarraigos...
¡Nunca separen al hombre, de su país y su canto!




LA CASA DEL NIÑO (del Capítulo II)
Ayer, conocí una casa, por un camino de Unquillo
es un hogar diferente, por tanto afecto y cariño.
Allí, conviven pequeños, estrechadamente unidos
como un puñado de uvas aferradas al racimo.
Un corazón los alberga y los repara del frío
los rescata de la calle, por que no tienen un sitio
y les ofrece un lugar, donde no existe el olvido.
El amor, está arraigado, en cada esquina del nido
allí se ampara y protege, a quienes son más chiquillos
cumpliendo con la premisa de cuidar los pichoncitos.
Algunos, abrirán alas, por mandato del destino
y girarán por el aire, volando como perdidos
otros de alitas quebradas, sin poder lanzar un pío
indefensos ante el mundo, que los empuja al abismo
hallarán, en esa casa, manos que brindan abrigo.
Por eso, quiero decirle mil gracias Padre Aguilera
por que en sus ojos, hay niños, con esa mirada tierna
que quien ama de verdad, puede tan sólo tenerla.



SIN TU AMOR (del Capítulo III)
Qué otra cosa sería sin tu amor
si no una noche despejada sin estrellas
un corazón que perdió signos vitales
un Septiembre que no tiene primavera.
Qué otra cosa sería sin ti amor
si no un alma solitaria por tu ausencia
una condena de tristeza para siempre
un mar que fue cubierto por arena.
Qué otra cosa sería sin tu amor
si no un otoño de nostalgias enlutadas
un duende que extravió su Blanca Nieves
un canto que quedó sin su garganta.
Qué otra cosa sería sin tu amor
si tu amor es mi estandarte de esperanza
si tu amor es horizonte de mis ojos
y sin él, y sin él la verdad que no soy nada.




BARQUITO DE MADERA (del Capítulo IV)
En la celda en que vive, imagina y espera
emigrar del encierro o cumplir la condena
a la Virgen del patio que a su paso lo observa
se persigna creyente o le enciende una vela.
No son muchos los años que su rostro aparenta
en su cara la cárcel no acentuó la dureza
sus ojitos de niño mantienen la inocencia
son muy pocos sus años para estar entre rejas.
Esas manos causantes de quitar una vida
se hicieron artesanas al paso de los días
de trozos de madera construyen los barquitos
que zarpan de la cárcel sin rumbo establecido.
Él va capitaneando su nave entre los muros
y entre sueños navega por los mares del mundo
tal vez en algún viaje espera solo hallar
la llave de un tesoro que guarde libertad.
Barquito de madera que triste realidad
tú puedes evadirte salir a nevegar
que el sol te timonee, eligiendo el lugar
que decidan los vientos donde quieras anclar.
Barquito desdichado, penoso navegar
las manos que te hicieron prisioneras están
y aunque jamás un día pudiesen escapar
esperan echar anclas a un mar de libertad.